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Dios cumplió su promesa y les concedió a Abraham y a Sara ser padres de Isaac. En este capítulo 22 vemos que después de algunos años, Dios probó la vida Abraham para saber si aún seguía amándolo a Él más que a cualquier cosa(v.1-2). En ocasiones Dios probará nuestras vidas también para saber si lo amamos más que a nuestro trabajo, profesión, casa, etc. ¿Puedes imaginarte lo que representaba para Abraham que Dios le pidiera el sacrificio de su propio hijo? ¡Qué difícil! Sin embargo, Abraham responde instantáneamente en obediencia a Dios (v.3). Quiero preguntarte, ¿cómo respondes tú cuando Dios te pide algo difícil?
Abraham tenía una fe plena, él sabía que Isaac era el cumplimiento de la promesa que Dios le había dado. Dios le estaba pidiendo que lo sacrificara pero sabía que Dios no le iba a quitar la promesa que le había cumplido. En el verso 5, cuando Abraham hablaba con sus mozos dice: yo y el muchacho iremos hasta allá, adoraremos y VOLVEREMOS a vosotros. Abraham tenía la plena seguridad de que volvería junto con su hijo Isaac. Tú y yo tenemos que tener una fe tan plena en lo que Dios nos ha prometido para saber que lo que Él dijo, lo cumplirá en nuestras vidas.
Abraham había involucrado en otras ocasiones a Isaac en estos sacrificios a Dios, Isaac sabía que los sacrificios eran necesarios y conocía lo que se requería para ellos (v.6-7). Debemos ser padres que enseñan a sus hijos a caminar a una vida de fe y a conocer a Dios.
Abraham edificó un altar a Dios para sacrificar a su propio hijo (v.9). Hombre, debemos edificar altares en nuestras vidas y estar dispuestos a sacrificar aquello que Dios nos pida y así como Abraham, responder en obediencia instantánea a Dios. ¿Qué es lo que Dios te está pidiendo hoy que pongas sobre el altar para que Él sea glorificado y sea el número uno en tu vida?