ALABANZA A DIOS
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12/20/2020

ALABANZA A DIOS

A lo largo de este capítulo 29 vemos a dos personajes enfrentar diversas situaciones

complicadas en sus vidas, Jacob y Lea.

Jacob debe salir huyendo porque su hermano Esaú ha prometido matarlo. En su camino a

Padan-aram, lugar a donde Isaac lo envía en busca de esposa, encuentra a Raquel y después

de asegurarse que era de la familia de su madre, se enamora de ella. Jacob la pide como

esposa a su padre Labán. Sin embargo, para que pueda casarse con ella, Jacob debe primero

trabajar 7 años para su suegro. ¡¿Te imaginas eso?! Jacob cumplió con lo prometido y el día

de la celebración, Labán organizó un banquete pero le tiende una trampa a Jacob. En la

noche, en lugar de entregarle a Raquel como habían acordado, le envía a Lea, su hermana

mayor. Jacob había bebido tanto que no se dio cuenta sino hasta la mañana siguiente y le

reclama a Labán. La justificación de Labán por el engaño fue que no podía entregar a su hija

menor, primero que la mayor. Pequeño dato que olvidó comentar cuando hicieron el trato. Pero

le prometió entregarle a Raquel con mucho gusto, si trabajaba para el 7 años más. Siempre

hacemos chistes de las suegras, pero ¿qué hubieras hecho tú con un suegro como ese?

Tranquilo, no respondas. Jacob aceptó porque amaba a Raquel.

Ahora, déjame hablarte de Lea. Siendo la primer esposa, tenía que compartir a su marido con

otra mujer, su propia hermana. Ella sabía que Jacob solo estaba con ella porque había sido

engañado, pero que a quien realmente amaba era a Raquel. ¡Pobre mujer! Dios tuvo

compasión de ella porque era menospreciada y a diferencia de Raquel, quien era estéril,

concibió 4 hijos y al último lo llamó Judá, que significa alabanza a Dios. Esto porque ella

reconocía que Dios la había bendecido al tener hijos y que, aunque su vida no había sido fácil

y probablemente vendrían más cosas difíciles que enfrentar, a pesar de todo ella le daría

alabanza a Dios en medio de cualquier circunstancia.

¡Qué ejemplo nos da esta mujer! Seamos hombres que alaban a Dios todos los días de nuestra

vida, sin importar las circunstancias.